[blog] CONTEXTUALIZACIÓN ESPACIAL DE LOS PATRIMONIO//MAPEOS
Sabah Walid.
UNDERGROUND Arqueología Patrimonio & Gente
¿Cuántos
mapas, en el sentido descriptivo geográfico, serían necesarios para
agotar
un
espacio social, para codificar y descodificar todos sus sentidos y
contenidos?
Mapa
de Villa Fiorito Taller de mapeo colectivo y dispositivos múltiples
(Iconoclasistas)
Una
de las premisas de Hacer Patrimonio en ponerse a ello, crear nuestras
herramientas y compartir nuestro conocimiento. En suma, trabajar
sobre nuestros bienes comunes, nuestro patrimonio, nuestra cultura.
Para ello, una de las primeas cosas que podemos hacer es
contextualizar lo que para nosotros es patrimonio e incluir lo que se
considera tradicionalmente patrimonio, como forma de introducirlo en
nuestro conjunto de conocimiento común y establecer una crítica
constructiva. Es decir, contextualizar sobre un mapa (mapear) no sólo
el patrimonio como el conjunto de elementos construidos que se ubican
en nuestro espacio conocido, sino el patrimonio no tangible, pero que
se expresa en un espacio común.
La
tutela sobre el patrimonio parece construirse sobre prácticas
asépticas en pos del bien común. Esta tutela nos muestra un
patrimonio cultural como un objeto neutro, no contextualizado, a
excepción de propuestas identitarias y de economías supuestamente
sostenibles, o lo que es lo mismo, el patrimonio cultural como algo
ya construido, como un conjunto de espacios o prácticas del pasado
pautadas y no como un “continuo constructo” que es elaborado por
la sociedad no sólo como creadora sino también como gestora. Este
mapa debe reflejar las necesidades de las personas que participan en
su elaboración, mostrar la tensión y la memoria de un patrimonio
cultural que se construye entre todos, que se gestiona desde el
imaginario colectivo.
Este
conjunto material e inmaterial que conforman nuestros acervos
culturales quedan vacíos de contenido si la ciudadanía no se
implica en su gestión, si no es la que decide que es lo que hay que
“poner en valor” o no, o si es que hay algo que valorar. Utilizar
el patrimonio como marca de identidad está en contra de las
sociedades plurales y móviles, pero también hay que tener en cuenta
que estas dinámica identitarias están en principio dejando de lado
la construcción cultural continua, la cultura como un acto plural y
acorde a los ciudadanos que viven en espacios determinados. Esto no
contradice las prácticas culturales relacionadas con el patrimonio
pasado, sino que busca integrar nuevas realidades y prácticas.

Los
mapas tradicionalmente han sido usados por diferentes grupos de poder
para apropiarse de los territorios desde diferentes perspectivas.
Esta apropiación es asumida por todos gracias al uso principalmente
de los medios de comunicación instrumentados por esos grupos de
poder y el uso de la ciencia como herramienta de justificación de
esas prácticas. En nuestro caso el patrimonio se convierte, en la
cartografía al uso, en un elemento de poder y como tal gestionado
por el poder evidenciando la apropiación de espacios patrimoniales
que dejan de ser comunes. Así, poner nombre a las cosas o a los
hitos desde fuera de la comunidad, sin contar con ella, desplaza el
derecho de propiedad y le confiere la prerrogativa de su gestión ya
que sólo los dueños tienen derecho a participar en la elección de
ese nombre.
Hasta
el siglo XIX los mapas reflejaban unos códigos espaciales claros,
mostrando los procesos de apropiación, pero también incluían
elementos cotidianos de fácil interpretación. Posteriormente, esos
espacios cotidianos que, en parte, representaban los saberes comunes
mostrando el patrimonio cultural de los individuos que lo ocupaban,
fueron perdiendo representación en favor de un lenguaje más técnico
y práctico. Por tanto, esos mapas que describen un espacio o tema
concreto pasan a ser documentos personales y jerarquizados sin que
tengan cabida las personas que habitan esos espacios descritos,
propiciándose la creación de fronteras entre los problemas
contextualizados y su propio contexto, o entre el patrimonio cultural
y los generadores de ese contenido.
En
este caso, nuestra herramienta se reapropia de ese elemento gráfico
para hablar de patrimonio contextualizado, en el que la subjetividad
del colectivo permite reflexionar sobre el patrimonio cultural,
socializar nuestra memoria, saber qué está pasando con el
patrimonio que compartimos, quién y cómo lo gestiona y dibujar
conflictos. Además, este soporte nos permitirá trabajar desde la
creación colectiva, usar nuestra imaginación y recursos artísticos
para incorporar nuestros intereses, conocimientos, y carencias.
Los
mapeos patrimoniales, en definitiva, se configuran como herramientas
ideológicas, y es que “el mapa no es el territorio”, es una
herramienta de lenguaje gráfico que desde la subjetividad de sus
creadores refleja un momento de una realidad compleja y supone una
reapropiación de ese patrimonio cultural. Así, mediante un código
pautado colectivamente, visualizamos la memoria y los saberes que
configuran nuestro espacio cercano generando lugares, físicos o no,
pero en nuestro contexto
conocido.
Arqueoflow,
mapeo de un yacimiento arqueológico
(Underground
Arqueología Patrimonio
& Gente)
El
uso de los mapeos como herramientas de creación de patrimonio
cultural puede parecer baladí si en ellos no reflejamos nuestras
inquietudes y problemas, que necesitan un espacio de reflexión, más
si tenemos en cuenta la imposición legal que existe en cuanto a su
gestión, de la que difícilmente se nos permite participar. Estos
mapas nos permiten construir y difundir nuestra realidad, nuestra
relación con el patrimonio cultural, que es creado de forma
gráfica.
Trabajar en un mapeo sin una necesidad previa es difícil y
muchas veces poco constructivo, por eso es mejor que lo preparemos
previamente si tenemos necesidad de evidenciar un conflicto sobre el
patrimonio cultural concreto: reutilizaciones patrimoniales, creación
de nuevos patrimonios frente al patrimonio institucionalizado, estado
de conservación de los espacios patrimoniales, acceso al
conocimiento patrimonial, etc. Visibilizar esos conflictos es un
ejercicio de resiliencia colectiva, pero para que esto se manifieste
tiene que crearse una capacidad crítica ante los problemas que la
sociedad actual vive, no como una manifestación abierta frente a la
supuesta “crisis de valores”, sino más bien como un repositorio
que nos permita hacer patrimonio creando fronteras permeables desde
la proactividad colectiva.
Actualmente
varios colectivos están usando los mapeos como laboratorios,
espacios de encuentro, de análisis, construcción y reivindicación,
creando mapas con discursos y nuevas propuestas. Estos nuevos
discursos tratan temas como la sexualidad, los conflictos bélicos,
la apropiación por parte de los poderosos de los recursos
económicos, etc., pero también como herramienta para poner de
manifiesto conflictos relacionados con el patrimonio cultural para
crear herramientas de diagnosis que permitan generar dinámicas que
faciliten la solución de esos problemas, o simplemente sirvan como
documentos para presentar esas reivindicaciones. Son mapas
colaborativos, cartografías participativas que reflexionan sobre el
territorio, buscan conexiones, hitos, espacios vacíos desde esos
laboratorios que facilitan espacios para crear redes solidarias de
intereses comunes
Aunque
la preparación de un mapeo se puede abordar desde diferentes
metodologías, en general y como punto de partida, estas dinámicas
siguen los siguientes pasos:
PREPARAR
EL TALLER
Para
preparar un mapeo es imprescindible tener una reunión previa en la
que se establezca el área de estudio y el tema a tratar. Esta
reunión ayuda a saber qué materiales se necesitan, en qué espacio
se va a realizar y como se abordará la acción.
PREPARAR
LA METODOLOGÍA
Una
vez concretado entre los participantes el tema y el territorio se
recopilan todos los materiales que se van a utilizar. Este paso
permite acotar la forma de tratar el mapa teniendo en cuenta si se va
a usar una cartografía u otra, fotografías, documentación escrita,
música, iconos, etc.
ACCIÓN
Dependiendo
de la metodología y el espacio elegido, la acción podrá variar
pero siempre debe ir precedida de una explicación por parte de los
organizadores de qué es un mapeo y qué tema se va a tratar,
independientemente de que la acción sea más o menos libre o
pautada.
PUESTA
EN COMÚN
La
puesta en común de los resultados se realizará entre todos, aunque
alguien debe dirigir las aportaciones y decidir como recopilar los
resultados. Esta puesta en común permitirá evaluar las posibles
futuras acciones.
Hay
muchas formas de realizar mapeos: en espacios públicos, al aire
libre, estáticos o en rutas, sobre planos horizontales o verticales,
con diferente duración y número de participantes, trabajando de
forma individual o en grupo. La elección de cómo se hace un mapeo
siempre responde a unos objetivos y a la disponibilidad de recursos.
No obstante, cualquiera que sea la forma elegida siempre supondrá
una herramienta de reflexión constructiva.
Estos
mapas son un primer paso para conquistar un espacio
donde se
construye nuestro patrimonio cultural.